El debate de Telma Ortiz

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Marc Cebrián.

A lo largo de ésta semana la vida de Telma Ortiz, la hermana de la princesa de Asturias, se ha visto involucrado en algo que ha intentado evitar a toca costa: que su vida deje de tener repercusión como personaje público.

La verdad es que el efecto conseguido ha sido el apuesto, y Telma ha tenido que ver cámaras de tv hasta en el juzgado de Toledo donde depositó la demanda contra más de 50 medios de comunicación por “el continuo acoso” que ha sufrido en estos dos meses que lleva en España.

La jueza ha desestimado tal demanda por “inviabilidad jurídica”, y es que ya hubieron muchas apuestas provenientes por parte de los comunicadores a la posible negación de tal denuncia.

A diferencia de muchos desinformados que han vertido informaciones falsas durante el proceso judicial, Telma Ortiz no es un personaje público, no ha consentido voluntariamente reportajes ni exclusivas sobre su intimidad ni ha querido tener apariciones en los medios. Ahora bien, es un personaje con proyección pública desde el mismo momento en que acude a actos públicos donde son frecuentados por la familia Real, y además por tener vinculación familiar con la futura reina de España, Doña Leticia Ortiz y esto le condiciona que se pueda informar sobre lo que hace y deja de hacer, de una forma digna y limpia (es decir, de manera regular).

El hecho que pertenezca, sin su consentimiento, al mundo del populeo no significa que debemos de “tragar” con imágenes de ella comprando el pan o paseando por la calle, no todo en el mundo de la información es justificable y por lo tanto no se debe recurrir a la frase popular y de recurso fácil de “libertad de expresión”, porque eso no da pie a perseguir y acosar a una persona hasta el fin de violar y robar su intimidad para plasmarla en una portada posteriormente, las cuales muchas de ellas no son atractivas desde el punto de vista de la información periodística porque Telma no da pie a titulares llamativos.

Se ha abierto un nuevo debate para saber donde acaban los límites de la libertad de expresión y donde empieza el derecho a la intimidad. Por ejemplo, la repercusión que ha ofrecido la misma Telma yendo a actos públicos dan pie, suficiente, para publicar que está embarazada. Pero, desde mi punto de vista, no da pie para que diariamente tenga que aguantar en su casa la visita indirecta de fotógrafos y paparazzi para captar imágenes sobre situaciones habituales de su día a día.

360 Grados se hizo eco de la noticia tan comentada, e hizo un debate donde se arrebataban los diferentes puntos de vista vistos por acosados, acosadores, periodistas, e informadores de los medios.

Un periodista tiene derecho a informar, a comentar, a hablar en un hecho puntual de una persona con proyección pública, pero excesivo es hablar varias veces de Telma a lo largo de la semana, puesto que ese tipo de persona pública no da para hablar tanto…

Pero la juez se ha basado en las leyes (en el artículo 5 de la Constitución misma, “Titular del derecho a la información asistencial), la defensa, en completo desacuerdo, ha mencionado otra ley de la Constitución que pone en contradicción a la anterior, el derecho a la intimidad, quedando en desacuerdo.

La juez ha respondido que al recurrir tienen derecho de poner una demanda a aquellos medios en concreto que hicieron que la hermana de Leticia pasara por un momento crudo al temer por su vida, lo que la defensa alegó durante el juicio, por lo visto los que la perseguían con el coche no pararon hasta hacer temblarla, a lo que la juez ha presentado la posibilidad de una demanda por conducción temeraria.

Por otra parte, torpe es su reacción ante la demanda porque lo único que ha conseguido es salir más aireada en tonos los saraos y perder la guerra contra los medios de comunicación, y es que debería haberse asesorado más y pedir consejo de varios abogados para que así se hubiera ahorrado los 42000 euros, hasta ahora, que deberá pagar por los costes del juicio. Se debe mencionar que su padre y su hermana son periodistas los cuales podrían haber influido más al evitar esta denuncia desastre que pone como gran perdedora a la ya pública T.O.

Y recordemos que nadie puede privar de libertad de expresión a los medios de comunicación pero si podríamos evitar momentos bochornoso como el “acoso mediático” para personajes excluidos de la vida pública, y éste podría ser, en un futuro próximo, demandable…