Marc Cebrián.
Un libro abre un nuevo debate que no deja en paz a la familia real española. El escritor Jose García Abad aprofundiza en un repaso de la vida del monarca y su hijo, la cosa no tendría más que hablar si sólo fuese esto, pero va más allá sacando a la luz pública una carta en la que el rey comunica a su hijo como se debe de comportar públicamente y como debe mantener el tipo y las formas, puesto que será analizado por todos los medios de comunicación.
En ellas, se ve escrito como le guía con unas normas caseras donde pide que tenga cuidado con la mirada, con tener paciencia puesto que su vida de chiquillo será el doble escandalosa de la de cualquier otro chico de su edad, mostrar interés por las cosas aunque no le parezca,... Y es que lo de ser príncipe y estar expuesto las 24 horas del día debe ser todo un faenón, porque todos somos personas y tenemos nuestros defectillos, pero no tenemos cámaras y críticos criticables a nuestras espaldas (Peñafiel) quemandonos las orejas.
Por otra parte vemos como el padre hace un buen trabajo evitando posibles y futuros errores de su cachorro. ¿Hasta qué punto, moralmente, está permitido a nivel de libertades personales tomadas por uno mismo, dar riendas sueltas a unos documentos tan personales, como son unas cartas de un padre a un hijo, a lo vox populi? ¿Es que el rey no merece la misma intimidad que nuestro vecino del quinto? Recordemos, que no hablamos de intimidad a nivel de analizar actos, de analizar movidas personales, divorcios, malas relaciones, que quieras o no es algo por lo que el pueblo se interesa de esa institución que nos representa en muchos factores, sino que se va más allá y se saca esa intimidad por la que todos, en nuestras casas, velamos.
Un libro abre un nuevo debate que no deja en paz a la familia real española. El escritor Jose García Abad aprofundiza en un repaso de la vida del monarca y su hijo, la cosa no tendría más que hablar si sólo fuese esto, pero va más allá sacando a la luz pública una carta en la que el rey comunica a su hijo como se debe de comportar públicamente y como debe mantener el tipo y las formas, puesto que será analizado por todos los medios de comunicación.
En ellas, se ve escrito como le guía con unas normas caseras donde pide que tenga cuidado con la mirada, con tener paciencia puesto que su vida de chiquillo será el doble escandalosa de la de cualquier otro chico de su edad, mostrar interés por las cosas aunque no le parezca,... Y es que lo de ser príncipe y estar expuesto las 24 horas del día debe ser todo un faenón, porque todos somos personas y tenemos nuestros defectillos, pero no tenemos cámaras y críticos criticables a nuestras espaldas (Peñafiel) quemandonos las orejas.
Por otra parte vemos como el padre hace un buen trabajo evitando posibles y futuros errores de su cachorro. ¿Hasta qué punto, moralmente, está permitido a nivel de libertades personales tomadas por uno mismo, dar riendas sueltas a unos documentos tan personales, como son unas cartas de un padre a un hijo, a lo vox populi? ¿Es que el rey no merece la misma intimidad que nuestro vecino del quinto? Recordemos, que no hablamos de intimidad a nivel de analizar actos, de analizar movidas personales, divorcios, malas relaciones, que quieras o no es algo por lo que el pueblo se interesa de esa institución que nos representa en muchos factores, sino que se va más allá y se saca esa intimidad por la que todos, en nuestras casas, velamos.
