Marc Cebrián.
El director Jesús Franco ha sido el tío más maltratado por la crítica en el país del terror del nuestro mismo.
Antes de llegar a ser el rey de la Serie B mala del cine de terror, entró en el mundillo trabajando con grandes del momento y haciendo documentales culturales con atractivo propio.
Más adelante se fue adentrando en el trabajo que más le gustaba, pero que a la misma vez peor hacía. Y es que parece que los méritos profesionales que obtuvo antes de los ’70 (su peor época) se olvidaran cuando pronunciamos su nombre, pero el tío Jess significó algo más que zombies náufragos podridos e hijas desconocidas de Frankestein, puesto que nadie se acuerda que trabajó con Orson Wells, Christopher Lee o su trabajo más aplaudido Necronomicon.
Aunque el cine de terror no fuese lo suyo no se le puede negar ni olvidar a nadie que ’50 años tiene cotizados en la SS, y que aunque arrastre a cuestas a críticos muy criticadores también se guarda una cantidad de aplausos y homenajes de sus más fieles fans del tipo de cine que realiza, pero en algo estarán de acuerdo tantos sus detractores como sus incondicionales, el tío Jess ha demostrado ser un “monstruo” del cine.
