Marc Cebrián.
Dónde están los límites? Cuando apareció la televisión, el minuto de oro consistía en donde hubiera una noticia aparecer un fragmento de segundo. Entonces en el entorno se montaba de la cristo, porque uno cercano había aparecido por el medio más descriptivo de todos. Incluso cuando Ava Gardner rodó alguna que otra película en Extremadura o Andalucía, los payeses que intercambiaron un saludo con ella, se sentían afortunados y privilegiados saboreando su dulce minuto de oro: habían hablado con una estrella universal.
A medida que el cine y la televisión avanzaban a paso de elefante, el minuto de oro exigía más que un simple saludo y un aparición estelar por los medios de comunicación. Ya no simplemente debías de poner la cara, sino que además, contra más sacabas a relucir públicamente alguna que otra historia personal, más te acercabas al oro.
En los ’90 programas de tarde, como sabor a ti, por ejemplo, salían personas explicando, con mucho pudor, hechos puntuales de sus vidas. Si damos un repaso a los programas donde gente anónima explicaba su historia, nos damos cuenta que ya no basta con hechos puntuales, sino que la carne debe ser más sabrosa, y porque no, más morbosa. Si superabas al del día anterior, y al testimonio de hace una semana, podías incluso aparecer en programas de Zapping (entiéndase la famosa y movidiza Batidora). Y por lo tanto estarías presente en todos los saraos de críticos, servirías de ejemplo para que se acercaran a la definición de “por entonces” la Televisión, o la radio.
Hoy día estamos curaos de espanto, y que una persona salga contando que su vecina la ha pegado, o que su mujer se ha ido con otro, no nos sorprende. El diario de Patricia no ha puesto al día y se ha encargado que sea pan de cada tarde durante los últimos años.
Testimonios sin pudor llaman a los programas que le son permitidos para contar aquello que les dejan muerto, aquello que les come vivo por dentro. También hubo una temporada, que a día de hoy sigue, que el minuto de oro se vivía a través de salir de realities shows, donde la gente conocía tu actuación y te permitía minutos de oro de plató en plató.
¿Hasta dónde somos capaces de llegar por nuestro minuto de oro?
Lo más sorprendente es que ahora ya ninguna de las formas anteriores es suficiente, y por lo visto ahora Pepsi presenta una forma, aparentemente ingenua, para que España entera descubra quien eres. De la siguiente forma: mandas una foto a la empresa millonaria con una foto tuya, entonces tendrás oportunidades que tu rostro salgan en las latas de la bebida imitadora de la CocaCola. Éste extremo ya es una pasada, puesto que muchos jóvenes luchan por salir en los medio de comunicación y ser conocidos, el YouTube también ha sido testigo de personas anónimas que hacen cualquier tipo de cosa para salir a la palestra y conseguir una mini-fama a breve. Éste artículo compensa con el siguiente que habla como se toma los famosos, que son los que tienen fama más estable que estos mini novatos, vivir entre cámaras…
¿Todo por ser conocido? Casi…
A medida que el cine y la televisión avanzaban a paso de elefante, el minuto de oro exigía más que un simple saludo y un aparición estelar por los medios de comunicación. Ya no simplemente debías de poner la cara, sino que además, contra más sacabas a relucir públicamente alguna que otra historia personal, más te acercabas al oro.
En los ’90 programas de tarde, como sabor a ti, por ejemplo, salían personas explicando, con mucho pudor, hechos puntuales de sus vidas. Si damos un repaso a los programas donde gente anónima explicaba su historia, nos damos cuenta que ya no basta con hechos puntuales, sino que la carne debe ser más sabrosa, y porque no, más morbosa. Si superabas al del día anterior, y al testimonio de hace una semana, podías incluso aparecer en programas de Zapping (entiéndase la famosa y movidiza Batidora). Y por lo tanto estarías presente en todos los saraos de críticos, servirías de ejemplo para que se acercaran a la definición de “por entonces” la Televisión, o la radio.
Hoy día estamos curaos de espanto, y que una persona salga contando que su vecina la ha pegado, o que su mujer se ha ido con otro, no nos sorprende. El diario de Patricia no ha puesto al día y se ha encargado que sea pan de cada tarde durante los últimos años.
Testimonios sin pudor llaman a los programas que le son permitidos para contar aquello que les dejan muerto, aquello que les come vivo por dentro. También hubo una temporada, que a día de hoy sigue, que el minuto de oro se vivía a través de salir de realities shows, donde la gente conocía tu actuación y te permitía minutos de oro de plató en plató.
¿Hasta dónde somos capaces de llegar por nuestro minuto de oro?
Lo más sorprendente es que ahora ya ninguna de las formas anteriores es suficiente, y por lo visto ahora Pepsi presenta una forma, aparentemente ingenua, para que España entera descubra quien eres. De la siguiente forma: mandas una foto a la empresa millonaria con una foto tuya, entonces tendrás oportunidades que tu rostro salgan en las latas de la bebida imitadora de la CocaCola. Éste extremo ya es una pasada, puesto que muchos jóvenes luchan por salir en los medio de comunicación y ser conocidos, el YouTube también ha sido testigo de personas anónimas que hacen cualquier tipo de cosa para salir a la palestra y conseguir una mini-fama a breve. Éste artículo compensa con el siguiente que habla como se toma los famosos, que son los que tienen fama más estable que estos mini novatos, vivir entre cámaras…
¿Todo por ser conocido? Casi…
